domingo, 11 de febrero de 2007

La Tour Eiffel, L'arc du Triomphe



18/11/06
Ayer fué mi primer día en París. Llegué al cuarto de la Maison du Liban de la Cité universitaire a las once de la mañana, después de no haber dormido el día anterior, y porque al final no pude encontrarme con mi amigo Wilmer. El recepcionista de la casa Libanesa, un mexicano amable, de unos 50 años, vio mi cara de cansancio y abrió el cuarto con mi promesa de hablar luego con la administradora. La confianza es muy importante en París, fue lo primero que aprendí, y me acordé de mi tía Olga, que también confía en las personas, sin papeles, sin firmas. Decidí descansar todo el día, y esperé a mi amigo Wilmer para saludarlo.
Hoy decidí comenzar con la Torre Eiffel. Con un mapa del metro y de la ciudad, que pude encontrar en una estación del metro, así como orientación en inglés y francés y algunas veces en español, decidí entonces comprar el tiquete del metro clase Mobili para todo el día, por 5.40, y así llegué a la gran torre. La obligada foto que tiene que ser tomada dos calles antes, porque sino no sale completa la torre, y tuve que pedirle a un turista que me la tomara, para sentar el obligado registro de mi visita. La cola es de más de una hora, para subir por las escaleras hasta el tercer piso, cuyo costo es de 3.80 euros. Si deseas ir por el funicular son 7.80 y hasta el séptimo piso es casi el doble. Me dispuse con mucho ánimo y rapidez a escalar los tres pisos, pero al primero ya estaba sacando la lengua. Sirve para disimular, quedarse mirando (y jadeando) los recuadros de la historia de la Torre y cuántas personas famosas han subido. Mientras continuo, me pregunto a qué se debe el cansancio repentino, y luego me entero que “Es la contaminación, en una semana se te quita”.
El segundo piso tiene cafetería, sillas para admirar el panorama, y una hermosa vista de la ciudad, mucho más impresionante desde el tercer piso. Puedes ver el Río Sena, La Ilé de la Cité, los barcos de turistas que al son de bésame mucho -cantado por un mariachi-, disfrutan de otra manera de ver la ciudad; Les Invalides, Le Grand Palais et Le petit Palais, el Arco del Triunfo, la Iglesia del Sagrado Corazón, El Panteón, La Iglesia de Notre Dame, todos adecuadamente señalados en fotos a través de los pasillos en el segundo y tercer piso. Muchas personas visitan esta torre de todos los rincones del mundo, todo el tiempo, para conocer, tomarse fotos, comprar souvenirs, o para besarse todo el tiempo. ¡Si! Besarse todo el tiempo, y lucen jóvenes y franceses, y se están perdiendo la vista…

Luego de conocer la torre y la vista de la ciudad, planeo la ruta a seguir y camino hacia La Escuela Militar, además les invalides - hotel de los soldados heridos en guerra-, la sede de la UNESCO, Los campos Elíseos, y El Arco del Triunfo, que luce hermoso e imponente al final de la avenida. Al final de la tarde puedo apreciar las luces que encienden la ciudad y a los turistas, y cuando mis pies me recuerdan que ha sido suficiente caminar 6 horas , quiero llegar hasta el Arco, y el esfuerzo se ve recompensado al ver la ceremonia en honor al soldado caído. Le Batan, Les Boulon, Espinoza, Tudela, Ocana, Almeida, son algunos de los miles de nombres que pueden leerse en el arco del triunfo, y muchos son los soldados veteranos y familiares de los que ya no están, que se encuentran en la ceremoniam encienden la llama como un símbolo, y son saludados por lo militares de turno.

Ya es de noche. La ciudad encendida, bien se merece el nombre de ciudad luz. Miles de turistas caminan por sus calles, alegres y ajetreados, saliendo y entrando de almacenes, o cruzando la Avenida de los campos Elíseos, e intentando (como yo) tomar la mejor foto, esa que tomas cuando el semáforo está en rojo, en frente del Arco del Triunfo, en la mitad de la cebra…
La noche es joven, pero mis pies me dicen que por hoy ha sido suficiente.

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